Cifras del último Informe Anual de Estadísticas de Medio Ambiente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), indican que disminuyeron las personas ocupadas en la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, pasando de 687 mil 360 en 2019 a 544 mil 270 el 2023, último año con datos disponibles. Tarapacá no es excepción, ya que pasó de tener 8 mil 570 personas a 3 mil 670 en ese periodo.
Francisca Salazar, activa dirigenta de las comunidades de pueblos originarios de la Quebrada de Tarapacá, donde se explota la agricultura, cree que esta baja de interesados en dedicarse a esta labores “es causado por la poca gente que queda en los poblados del Tamarugal, que en su mayoría es habitada por adultos mayores. Los jóvenes de la zona están buscando otras oportunidades para desarrollarse, para ser concretos donde haya una fuente laboral rentable”.
Añadió que, junto con lo anterior, existe un bajo valor de mercado de lo que producen.
“La verdura es mal pagada. Desde que se sembra hasta que se cosecha pueden pasar 3 meses. Arduo esfuerzo que no puede ser valorizado como corresponde, ya que quedan en desventaja ante la gran cantidad de oferta proveniente de otras regiones, viéndose obligados a vender al costo, todo sea con tratar de recuperar algo”.