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Ago 07, 2021 admin Uncategorized 0
La minería, sustento del desarrollo económico de Chile, ha sido reconocida a nivel mundial por varios factores que la han llevado a ser cada día más eficiente, productiva y sustentable. Uno de ellos es su capacidad para innovar. Técnicas como la electro refinación y la extracción de minerales por solventes, entre otras, han transformado radicalmente la producción de cobre. Pero, lejos de detenerse la industria sigue tomando desafíos.
Hoy el escenario se ha complejizado. Nuestra minería, intensiva en capital, con leyes de mineral cada vez menores y sometida a conflictos socio ambientales, enfrenta una revolución digital que vino a definir nuevos estándares productivos, donde la innovación pavimenta el camino a una industria más inteligente y sustentable.
Paradójicamente, en una industria de cambios lentos, un evento no relacionado, se transformó en el impulso catalizador y principal acelerador tecnológico. Debido a la crisis sanitaria, el teletrabajo, la automatización y los centros integrados les dieron un giro a las operaciones; mientras que, internet de las cosas, gestión de datos, minería de datos y aprendizaje integrado y automático se volvieron conceptos habituales para quienes buscaron interoperar y compatibilizar tecnologías pensando en un mejor futuro. Sistemas abiertos y agnósticos en este sentido son claves en la creación de ecosistemas de interoperabilidad.
Pero, cambiar la mentalidad no ha sido tarea fácil ¿Dónde se ha aplicado? ¿Quién lo ha hecho antes? ¿Dónde se ha probado? ¿Cuál es la experiencia en faena? Han sido preguntas frecuentes en la industria minera, pero, hoy se percibe un ánimo distinto. Todos entendemos que, o te sumas a la innovación o mueres. Esto es gravitante ya que no es posible lograr resultados distintos con las mismas prácticas, donde los problemas del futuro no se resolverán con tecnología del pasado.
Con visión, se puede impactar transversalmente a las cadenas de valor industrial. Así, frente a la sequía más severa y extensa de la historia, la minería está dando el ejemplo, al preocuparse del uso eficiente del recurso hídrico, con soluciones diseñadas que agregan valor y resuelven un problema transversal: la escasez de agua. Esto sucede con la biosupresión de polvo. Productos orgánicos biodegradables, desarrollados para mejorar las condiciones de los caminos mineros, favoreciendo su mantención y control de material particulado, pudieron dar también una respuesta óptima en materia de infiltración y humedecimiento al suelo agrícola.
La productividad, en un mundo de recursos finitos, es hoy tan relevante como la sustentabilidad y ambas deben ser un horizonte compartido por todas las industrias. Todos debemos abrazar con fuerza a la innovación y las nuevas tecnologías, incorporando soluciones de telemetría, nanotecnología e integración tecnológica para hacer frente un problema común: el cambio climático.
No dejemos pasar la oportunidad de crecer en sustentabilidad y sostenibilidad innovadora. Fomentemos la vocación emprendedora, el trabajo colaborativo y las relaciones multidisciplinarias. Solo así, podremos enfrentar el cambio climático que nos aqueja.
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