Hoy estamos en un momento histórico. Desde 1989 no se registraba una cifra tan baja en el número de víctimas fatales en accidentes de tránsito. Estamos ante noticias muy alentadoras, dado que son decenas de familias las que hoy no deben sufrir la pérdida de sus queridos; sin embargo, mientras existan víctimas fatales no estaremos conformes.
La disminución en las muertes no es casual, sino que es el resultado de un trabajo comprometido y riguroso por parte de las entidades públicas, privadas y de la sociedad civil, quienes desde sus distintas esferas han aportado con su participación. En este sentido, especial es la dedicación y generosidad entregadas por las asociaciones de víctimas de accidentes de tránsito, las cuales han logrado sobreponerse para alzar la voz por la seguridad de las personas.
De acuerdo con el último balance, los fallecidos por alcohol en la conducción disminuyeron un 41,7 % en la década 2007 – 2017, lo que evidencia el esfuerzo por realizar un cambio de mentalidad en esta materia, destacándose la Ley de Tolerancia Cero y la Ley Emilia. Además, durante este gobierno se avanzó en otras iniciativas como la incorporación de la exigencia de airbags en vehículos livianos, el sistema de retención infantil y la nueva política de seguridad vial, entre otras.
También se consiguió la incorporación de la educación vial en la malla curricular y se desarrollaron significativas actividades como la primera feria infantil de seguridad vial.
El martes 6 de marzo se vota en el último trámite del Senado el Proyecto de Ley de Convivencia de modos ya aprobado, cuando contamos con que se aprobará la disminución de la velocidad de 60 a 50 kms/hr.
Pero para que ello ocurra, el esfuerzo debe ser transversal y en este sentido esperamos que todos los senadores, más allá de su posición política, entiendan que para salvar vidas y disminuir fallecidos se requiere de señales claras y potentes de convivencia.