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Oct 16, 2017 admin fondo de medios 0
Orígenes de nuestras culturas
Una de las más bellas y apreciadas textilerías, es la andina, que se corresponde con el pueblo Aymara. Su origen se remonta a épocas prehispánicas y se cree que su uso era transversal a los distintos pisos ecológicos. Las piezas de este período son muy distintas a las que se encuentran ahora, y así mismo sus técnicas también difieren entre sí.
La cultura Inca tuvo una fuerte influencia en el desarrollo de esta textilería, que puede apreciarse tanto en los tipos de telares, como en el uso y simbología del color.
La textilería está muy ligada a la actividad ganadera, debido a que la materia prima se obtiene con la esquila de los animales, principalmente especies de camélidos nativos de Sudamérica, llamados auquénidos, como la alpaca, guanaco y vicuña.
Proceso y tipos de telar
El proceso de elaboración comienza con la esquila del animal y obtención del vellón. Allí se eligen las fibras para los tejidos, que en el caso de la alpaca puede llegar a más de veinte tonos naturales distintos. Luego se realiza el hilado con el kapu, un pequeño huso de madera y, una vez lista la lana, se procede a confeccionar los tejidos con el telar.
Básicamente se encuentran cuatro tipos de telares; el aprendizaje de estas técnicas se traspasan entre generaciones, sobre todo a las mujeres, quienes aprenden a tejer cuando aún son niñas.
El telar de cintura, llamado savu es un telar móvil que permite la confección de fajas y piezas pequeñas y de gran complejidad, donde también se utilizan agujas para terminar los tejidos, llamadas yauri. Otra de las piezas que se confecciona con este tipo de telar son unas pequeñas y adornadas bolsas, llamadas chuspas, que se utilizan ceremonialmente, para llevar ofrendas y pagos a las deidades.
El telar de cuatro estacas es un telar que se fija horizontalmente, estacado al piso, y que varía en su tamaño dependiendo de qué tipo de pieza se quiera tejer. Para manipularlo las mujeres se sientan en el piso, sobre una manta. Con este tipo de telar pueden tejerse talegas, clase de chuspa un poco más grande y sin adornos, de uso cotidiano; aguayo o llijlla y también ikiña, un telar más grande y grueso utilizado para la cama.
El telar de dos pedales o “telar de lisos” fue introducido en la colonia por los españoles, y adoptado por los hombres para la elaboración de telas con las que luego se confeccionaban toda clase de vestimenta para mujeres y hombres, como por ejemplo el Aksu, vestuario tradicional que utilizan las mujeres aymará. Este tipo de telar es uno de los más difundidos actualmente en el oficio de la textilería Aymara artesanal, y se utiliza principalmente para la confección de bufandas y chales lisos y también calados.
El telar de cuatro pedales es una versión más compleja de este mismo tipo de telar y también de origen colonial. Se requiere de mayor experticia para su manejo, y el tejido que se logra es doble y con textura. Hay una menor cantidad de artesanas que manejan esta técnica, y por lo mismo las piezas que se logra realizar son más escasas y apetecidas.
Antiguamente las telas para los trajes estaban confeccionadas también con dicha técnica, ya que la tela resultante era más gruesa y de mayor durabilidad.
Los textiles en la cultura Aymara acarrean importantes simbolismos y representaciones de su cosmovisión, como por ejemplo en las fajas, elaboradas con iconografía relativa a las especies animales y vegetales presentes en el altiplano. Las figuras iconográficas, las formas, el uso del color y la estructuración del espacio textil, son elementos de un lenguaje visual que se articula para expresar mensajes y códigos culturales.
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